-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



martes, 29 de septiembre de 2009

¿Para qué filosofía? Lo inútil y lo valioso

Os copio un texto (un pelín largo pero, creo, claro e interesante) del gran lógico y filósofo inglés del siglo XX, Bertrand Russell:

"¿Cuál es el valor de la filosofía y por qué debe ser estudiada? Es tanto más necesario considerar esta cuestión, ante el hecho de que muchos, bajo la influencia de la ciencia o de los negocios prácticos, se inclinan a dudar que la filosofía sea algo más que una ocupación inocente, pero frívola e inútil.
Esta opinión sobre la filosofía parece resultar, en parte, de una falsa concepción de los fines de la vida, y en parte de una falsa concepción de la especie de bienes que la filosofía se esfuerza en obtener.

Las ciencias físicas, mediante sus invenciones, son útiles a innumerables personas que las ignoran totalmente. Esta utilidad no pertenece a la filosofía. Debemos liberar nuestro espíritu de los prejuicios de lo que se denomina equivocadamente «el hombre práctico». El hombre «práctico», en el uso corriente de la palabra, es el que sólo reconoce necesidades materiales, que comprende que el hombre necesita el alimento del cuerpo, pero olvida la necesidad de procurar un alimento al espíritu. Si todos los hombres vivieran bien, si la pobreza y la enfermedad hubiesen sido reducidas al mínimo posible, quedaría todavía mucho que hacer para producir una sociedad estimable; y aun en el mundo actual los bienes del espíritu son por lo menos tan importantes como los del cuerpo.




El valor de la filosofía debe hallarse exclusivamente entre los bienes del espíritu, y sólo los que no son indiferentes a estos bienes saben que estudiar filosofía no es perder el tiempo. La filosofía, como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conocimiento. El conocimiento a que aspira es aquella clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de las ciencias, y el que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y creencias.

No se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito realmente grande en su intento de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones. Si preguntamos a un matemático, a un mineralogista, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qué conjunto de verdades concretas ha sido establecido por su ciencia, su respuesta durará tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si hacemos la misma pregunta a un filósofo, y éste es sincero, tendrá que confesar que su estudio no ha llegado a resultados positivos comparables a los de las otras ciencias.
Sin embargo, esto es sólo una parte de la verdad. Hay muchos problemas —y entre ellos los que tienen un interés más profundo para nuestra vida espiritual— que, en los límites de lo que podemos ver, permanecerán necesariamente insolubles para el intelecto humano, salvo si su poder llega a ser de un orden totalmente diferente de lo que es hoy. ¿Tiene el Universo una unidad de plan o designio, o es una fortuita conjunción de átomos? ¿Es la conciencia una parte del Universo que da la esperanza de un crecimiento indefinido de la sabiduría, o es un accidente transitorio en un
pequeño planeta en el cual la vida acabará por hacerse imposible? ¿El bien y el mal son de alguna importancia para el Universo, o solamente para el hombre? La filosofía plantea problemas de este género, y los diversos filósofos contestan a ellos de diversas maneras. Por muy débil que sea la esperanza de hallar una respuesta, es una parte de la tarea de la filosofía continuar la consideración de estos problemas, haciéndonos conscientes de su importancia y manteniendo vivo este interés especulativo por el Universo, que nos expondríamos a matar si nos limitáramos al conocimiento de lo que puede ser establecido mediante un conocimiento definitivo.

De hecho, el valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Desde el momento en
que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre.

Aparte esta utilidad, la filosofía tiene un valor —tal vez su máximo valor— por la grandeza de los objetos que contempla, y la liberación de los intereses mezquinos y personales que resultan de aquella contemplación. La vida del hombre instintivo se halla encerrada en el círculo de sus intereses privados: la familia y los amigos pueden incluirse en ella, pero el resto del mundo no entra en consideración, salvo en lo que puede ayudar o entorpecer lo que forma parte del círculo de los deseos
instintivos. Esta vida tiene algo de febril y limitada. En comparación con ella, la vida del filósofo es serena y libre. El mundo de los intereses instintivos, es pequeño en medio de un mundo grande. Este género de vida no conoce la paz, sino una constante guerra entre la insistencia del deseo y la importancia del querer. Si nuestra vida ha de ser grande y libre, debemos escapar, de uno u otro modo, a esta prisión y a esta guerra. Un modo de escapar a ello es la contemplación filosófica.

La contemplación filosófica, cuando sus perspectivas son muy amplias, no divide el Universo en dos campos hostiles: los amigos y los enemigos, lo útil y lo adverso, lo bueno y lo malo; contempla el todo de un modo imparcial. El egoísmo considera el mundo como un medio para sus propios fines; así, cuida menos del mundo que del yo, y el yo pone límites a la grandeza de sus propios bienes. En la contemplación, al contrario, partimos del no yo, y mediante su grandeza son ensanchados los límites del yo; por el infinito del Universo, el espíritu que lo contempla participa un poco del infinito.

El espíritu acostumbrado a la libertad y a la imparcialidad de la contemplación filosófica, guardará algo de esta libertad y de esta imparcialidad en el mundo de la acción y de la emoción. Considerará sus proyectos y sus deseos como una parte de un todo. La imparcialidad que en la contemplación es el puro deseo de la verdad, es la misma cualidad del espíritu que en la acción se denomina justicia, y en la emoción es este amor universal que puede ser dado a todos y no sólo a aquellos que juzgamos útiles o admirables. Así, la contemplación nos hace ciudadanos del Universo, no sólo de una ciudad amurallada, en guerra con todo lo demás. En esta ciudadanía del Universo consiste la verdadera libertad del hombre, y su liberación del vasallaje de las esperanzas y los temores limitados".

¿Qué cosas tienen verdadero valor en sí mismas, y no sólo como medios?

¿Está el conocimiento entre ellas? ¿En qué lugar?

¿Qué es más cierto, que "el ignorante es feliz" o que "la verdad nos hará libres"?

jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Otra educación es posible?

Tengo que confesar (bueno, la verdad es que me muero de ganas de hacerlo) que la escuela fue siempre para mí una verdadera tortura, que me producía estrés, aburrimiento y, a veces, miedo. Faltaba cuanto podía y soñaba con que acabara ese periodo de mi vida, aunque no me hacía ilusiones acerca del mundo laboral. De hecho, luego he comprobado que la gente piensa que, si te diviertes haciendo algo, no deberían pagarte por ello, y si te pagan por algo, tienes que aburrirte por necesidad al hacerlo.

Fuera del colegio, en mi casa o en el parque, me gustaba escribir, pintar, tocar música… En el colegio todo eso no se parecía en casi nada, aunque los profesores eran todo lo buenos que podían ser. Prácticamente todo lo que estudié en primaria, secundaria y la universidad se me olvidó unos minutos después del examen. Creo que casi nadie de mi edad (y eso que muchos de ellos alaban lo mucho que aprendíamos) recuerda casi nada de lo que estudió.

No he conocido en toda mi vida (y me he pasado bastantes años rodeado de gente “estudiosa”) nadie a quien le gustasen realmente las clases. A veces te gusta una asignatura, o un profesor, pero eso no significa que te guste verle cuando toca ni estudiarlo en el pesado y monótono sistema en que normalmente te lo pretenden enseñar.



Luego me he encontrado, eso sí, personas que dicen tener muy buen recuerdo de aquella época. Claro: cualquier psicólogo sabe que tendemos a eliminar de la memoria los recuerdos peores, e idealizamos lo que hemos vivido. Pero cualquiera de esos adultos, cuando se atreve a ponerse a estudiar ahora (y eso que el régimen para ellos es mucho más blando) vuelve a aburrirse como entonces, o casi. Yo, al menos, no aguantaría ahora ni una sola hora sentado escuchando a un profesor, ni otras muchas cosas que cualquier estudiante vive todos los días.

Algunos ilusos, como Aristóteles, dicen (y yo les creo, y creo que todos, en el fondo, lo creemos) que todo el mundo tiene deseos de conocer y aprender. Entonces ¿por qué precisamente el lugar y el periodo en que se supone que nos dedicamos sólo a eso, a aprender, algo que tenía que ser como un festín, la mayoría de las personas lo viven como un auténtico infierno?

¿Tenéis vosotros, cuantos visitéis esta caverna (alumnos o profesores o padres o lo que sea) esa misma sensación, o es que estoy hoy muy pesimista?

Y, si lo que digo se parece algo a la verdad, ¿por qué es así?

Pero, sobre todo ¿qué se os ocurre (pero algo que tenga pies y cabeza) para mejorar todo esto?

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Qué es Filosofía III


Para que os hagáis idea de la casa (o cueva) de locos que parece la filosofía, y que no se ponen de acuerdo ni en qué es lo que son ellos mismos, os copio unos textos de diferentes grandes filósofos (aunque, si no se sabe qué es la filosofía ¿cómo se sabe que fulanito es grande en eso?). En una entrada anterior, http://cavernisofia.blogspot.com/2009/09/que-es-la-filosofia-ii.html, hay otros textos.

El primero (lo recupero de esa entrada anterior, a ver si ahora, que lo he acortado un poco, le intentáis hincar el diente y resumir lo que dice) ve a la filosofía como algo extraordinario, lo más importante que puede hacer alguien en su vida. Es este:

¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada? Tal es la pregunta. Quizá no se trate, en modo alguno, de una interrogación cualquiera. “¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada?” – he aquí como se manifiesta la primera de todas las preguntas. Por supuesto, no lo es en el orden de la sucesión temporal de las interrogaciones. (...) Y, sin embargo,... todos alguna vez, o, quizá, hasta con frecuencia, hemos sido rozados por su oculto poder, sin entender con precisión lo que nos ocurría. Emerge, por ejemplo, con motivo de alguna gran desesperación, cuando las cosas pierden todo su peso y se oscurece cualquier sentido. (...)
Esta pregunta es incomparable con respecto a cualquier otra. En la búsqueda tropieza con su propio por-qué. La pregunta “¿Por qué el Por-qué?” parece superficial. Pero la interrogación sólo surgirá cuando sacrifiquemos esta apariencia. (...)
Filosofar consiste en preguntar por lo extraordinario. Puesto que esta pregunta provoca un rebote sobre él mismo, no sólo es extraordinario aquello que se pregunta, sino el preguntar mismo. El mismo Nietzsche dijo: “La filosofía... es la libre vida entre el hielo de las altas montañas”. Filosofar, podemos decir ahora, es el extra-ordinario preguntar por lo extra-ordinario.
[Heidegger: Introducción a la Metafísica. Cáp. 1, extractos]

El segundo es del gran Kant. Para éste la metafísica es a la vez una necesidad humana y algo imposible de realizar por nuestros pobres entendimientos:

La razón humana tiene, en una especie de sus conocimientos, el destino particular de verse acosada por cuestiones que no puede apartar, pues le son propuestas por la naturaleza de la razón misma, pero a las que tampoco puede contestar, porque superan las facultades de la razón humana.
En esta perplejidad cae la razón sin su culpa. Comienza con principios, cuyo uso en el curso de la experiencia es inevitable y que al mismo tiempo se hayan suficientemente garantizados por ésta. Con ello se eleva siempre más arriba, a condiciones más remotas. Pero pronto advierte que de ese modo su tarea ha de permanecer siempre inacabada (...). Se ve obligada a refugiarse en principios que exceden todo posible uso de la experiencia (...) Pero así se precipita en oscuridades y contradicciones. El teatro de estas disputas sin término se llama Metafísica.
[Kant: Prólogo a la Crítica de la Razón pura. Extractos]

Nietzsche (¡aunque es filósofo!) piensa que casi todos los demás filósofos son unos ilusos, que creen que buscan un conocimiento perfecto por el puro gusto del conocimiento, cuando la verdad es que lo que buscan es, a base de argumentos aparentes, darle buena cara al consuelo que han soñado, o sea, que la muerte no es el final y que cada uno tenemos (o somos, más bien) una mente inmortal.

Los filósofos combatieron y combaten la apariencia, el cambio, el dolor, la muerte, lo corporal, los sentidos, el destino y la falta de libertad. Puesto que creen primeramente en el conocimiento absoluto, el conocimiento por el conocimiento; la alianza de la virtud y de la felicidad; la cognoscibilidad de las acciones humanas. Se sientes dirigidos por valoraciones instintivas... [Nietzsche. Voluntad de poder. 402].


Por último, os copio unos poemas de un poeta persa (del siglo XIII, creo).



No obtuvo el Universo provecho a mi llegada
ni aumentará mi marcha su rango y esplendor,
ni de nadie escucharon mis oídos jamás
por qué llegué un día y otro me marcharé.

Tú, corazón, no puedes vislumbrar el enigma
ni enunciarlo como hacen los sabios más sutiles;
construye un paraíso en tu copa de vino,
que no sabes si al otro llegarás algún día.

Los de mayor saber y mejores cabezas
la reunión de sabios con su luz alumbraron;
no hallaron un camino hacia el día en la noche
solo contaron cuentos y después se durmieron.

[Omar Jayán. Robaiyyat]


¿Qué compartes y qué no de cada una de esas visiones de lo que es pensar en cuestiones filosóficas?

¿Qué te parece que exista tal diversidad entre los filósofos? ¿Crees que eso hace absurda la filosofía? ¿Por qué sí o por qué no?

sábado, 19 de septiembre de 2009

filosofía y/o ciencia I

Si hay que distinguir a la filosofía de la religión, más conveniente todavía es distinguirla de la ciencia, porque aquí se suelen tener las cosas menos claras, incluso entre los filósofos.

Un ejemplo de esas diferencias:

La Filosofía busca un conocimiento de Todo, y la ciencia también. Pero de una manera diferente, porque mientras la Filosofía busca Ideas y Principios lo más universales posible, la Ciencia intenta parcelar lo más posible el objeto de su estudio. El Filósofo busca el POR QUÉ de TODO, el científico busca el CÓMO de CADA cosa. Por eso para un científico puede parecer que lo que dice un filósofo son simples vaguedades, mientras que, para un filósofo, al científico “los árboles no le dejan ver el bosque”.



Una consecuencia muy extraña de esto es que ninguna de las ciencias puede tratarse a sí misma. No es un problema matemático “Qué es la matemática”, ni es un asunto de la biología “Qué es la biología”. Todos esos asuntos son filosóficos, como también lo es la pregunta “qué es la filosofía”.

¿Qué os parece más extraño, que uno se pueda preguntar y contestar qué es él mismo (haciéndose así juez y parte) o que uno no pueda ni preguntarse ni saber quién es (sino que se lo tenga que decir otro)?

Os lo ilustro con un diálogo intercavernario, entre ESPELUNCA y ANTRONIA, dos habitantes de cavernisofía (y otras cuevas). Podéis comentar cuanto os sugiera.


Diálogo sobre todo

ANTRONIA.- ¡Hola! Espe. ¿Qué haces ahí sentada?
ESPE.- Aquí, pensando un poco.
ANTRONIA.- Y ¿en qué piensas concretamente?
ESPE.- Concretamente estaba pensando en Todo.
ANTRONIA.- ¿En todo? ¿Nada más? Pues esta mañana no te va a dar tiempo…
ESPE.- No tengo prisa.
ANTRONIA.- ¿No sería mejor que no abarques tanto y vayas parte por parte?
ESPE.- Pero es que precisamente lo que me pregunto es qué es todo, no una parte.
ANTRONIA.- Pero eso es como un puzzle, tienes que ir juntando partecitas hasta que lo tengas todo. Mira, yo, por ejemplo, me dedico a la musgología. Voy recogiendo musgos, los voy clasificando y aprendo cómo se comportan, según la clase de la que sean.
ESPE.- Estupendo. ¿Y cuando termines, qué vas a hacer?
ANTRONIA.- ¿Terminar con el musgo? ¿Sabes lo que dices? Hay infinitas variedades. Pero si eso ocurriera, empezaría con otro tipo de cosas.
ESPE.- Y ¿ya sabes lo que es el musgo?
ANTRONIA.- Qué es el musgo lo sabe todo el mundo. De lo que se trata es de estudiarlo.
ESPE.- A ver ¿el musgo de plástico es musgo?
ANTRONIA.- ¡Claro que no! El musgo es un caverniser vivo.
ESPE.- Y ¿qué es un caverniser vivo? Empieza si quieres por lo de caverniser.
ANTRONIA.- Un caverniser es cualquier cosa que puedas ver o medir. Y un caverniser vivo es el que se alimenta, se reproduce y cosas así…
ESPE.- Muy bien, eso me digo yo. Pero ¿cómo sabes tú todo eso?
ANTRONIA.- ¡Pues porque tengo ojos, como tú! ¿no te digo?
ESPE.- Y ¿cómo sabes que lo que ves es verdad? ¿Te has parado a preguntarte si todo lo que vemos en esta cueva no es más que una alucinación?
ANTRONIA.- ¿No te estará dando fiebre, no?
ESPE.- ¿Te hace gracia?
ANTRONIA.- No, chica, si me parece muy bien que te rayes. Pero hay cosas que no podemos saber, y las que podemos saber ¿cómo sabemos que las sabemos? Pues, mira, al fin y al cabo, porque funcionan. Los musgólogos podemos adivinar lo que va a hacer tal o cual musgo ¿te parece poco?
ESPE.- No, si eso creo yo a veces. Pero aquí me surgen también preguntas. ¿Cómo sé que nuestra creencia seguirá funcionando…? Pero, sobre todo, ¿para qué sirve?
ANTRONIA.- Hija, que simpleza, el musgo tiene mil aplicaciones. Algunas especies, por ejemplo, son curativas. Otros son cosméticos… Todos tienen alguna utilidad para la vida.
ESPE.- Eso sí, pero lo que yo me pregunto es ¿para qué sirve vivir?
ANTRONIA.- ¡Uf! Eso que te lo diga Covadonga, que habla a menudo con Petronila, la Suma Cavernotisa.
ESPE.- Lo que pasa es que Covadonga tiene la manía de no contestar preguntas. Se repite las historietas que se sabe y de ahí no la saques.
ANTRONIA.- En eso llevas toda la razón. Bueno, chica, pues no te interrumpo, sigue a lo tuyo. Yo seguiré con lo mío, el modesto y tonto musgo.
ESPER.- Querrás decir que vuelves a tu musgo, no que sigues con tu musgo…
ANTRONIA.- ¿Qué quieres decir?
ESPE.- Pues eso. Que yo no digo que no tengas razón en todo lo que has dicho, pero date cuenta de una cosa, que todo lo que has estado diciendo no es musgología. Ni siquiera qué es el musgo y qué es la musgología lo puede averiguar el musgólogo. Lo que pasa es que tú también eres cavernísofa, sin saberlo.
ANTRONIA.- Puede ser. Hasta luego.


jueves, 17 de septiembre de 2009

Filosofía y/o religión


Se dice que la Filosofía, es decir, el deseo de saber los primeros y más fundamentales porqués de todo (el sentido de las cosas, y todo eso) mediante explicaciones racionales, nació entre los griegos cuando algunos individuos decidieron dejar a un lado las explicaciones míticas que la religión proporcionaba a esas cuestiones desde los orígenes de la historia humana. Desde aquí viene ese conflicto entre fe y razón. En éste video,http://www.youtube.com/watch?v=EHEvG9Q19hU&feature=PlayList&p=EC410513D0CE968E&playnext=1&playnext_from=PL&index=45 puedes ver una explicación semejante.


Pero, si eso fuera toda la verdad, ¿cómo es que sigue habiendo, después de tantos siglos de filosofía (y ciencia) tantas personas creyentes, no sólo en el mundo culturalmente subdesarrollado, sino también en Occidente, y no sólo entre los más incultos de sus habitantes sino también entre los más sabios (aunque, desde luego, no tengan todos la misma forma de compartir lo religioso).


¿Qué opinas de este conflicto?

Otro antro



Ha sido decidido, por parte de las altas instancias de la caverna (Y.O.M.I.S.M.O), que se abra una nueva cueva, en la segunda planta http://cavernisofiasegundaplanta.blogspot.com/, para que no se mezcle todo en peligrosa promiscuidad. Allí irán a parar todos los mensajes y comunicados destinados a los cavernícolas de segundo de bachillerato, aunque se les insta a bajar a menudo a esta su antigua casa y seguir participando en ella igual que antes, de la misma manera que los cavenícolas de primero podrán acceder a la segunda cueva mediante una simple contraseña: "que llueva que llueva, la virgen de la caverna".
Las entradas de interés común seguirán apareciendo, principalmente, aquí, en cavernisofía, sin más.

Los mitos



Claro que el deseo de saber no nació entre los griegos (¡vaya tontería!), ni siquiera es verdad que haya una diferencia tajante entre las explicaciones míticas y las que dieron los griegos (y damos nosotros). Más bien es una evolución, aunque haya momentos críticos. Si recuerdas lo que pensabas cuando eras niño y lo comparas con la manera en que piensas ahora verás que cada vez recurres menos a la imaginación y más a ideas o conceptos abstractos, que eres cada vez menos crédulo en la autoridad y pides más argumentos.

Os enlazo un vídeo de un mito africano http://www.youtube.com/watch?v=m28-tnaepco&feature=related

y os copio fragmentos de dos mitos, el del Génesis (primer libro de la Biblia) y el del Popol Vuh de la cultura maya.

Si conoces algún mito o quieres probar a inventar uno de tu cosecha, puedes contárnoslo.

“Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: “Haya Luz”; y hubo luz. Y vio Dios ser buena la Luz, y la separó de las tinieblas. Y a la luz llamó Día, y a las tinieblas, Noche; y hubo tarde y mañana; Día primero.
Dijo Dios: “Haya firmamento en medio de las aguas, que separe unas de otras”. Y así fue. E hizo Dios el firmamento, separando aguas de aguas. Y vio Dios ser bueno. Llamó Dios al firmamento, Cielo, y hubo tarde y mañana. Día segundo.(...)” [Génesis 1. extractos]

Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue el hombre así ser animado. Plantó luego Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre, a quien formara. Hizo Yahvé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.(...) Tomó pues, Yahvé Dios al hombre, y le puso en medio del jardín de Edén para que lo cultivase y guardase, y le dio este mandato: “De todos los árboles del paraíso puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque del día que de él comieres, ciertamente morirás”. [Génesis 2, extractos]


“Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado y vacía la extensión del cielo. Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaba la mar en calma y el cielo en toda su extensión.(...) Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza”. [Popol Vuh. 1]

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Qué es la Filosofía II

Os copio ahora tres textos de tres filósofos. Los tres tienen en común ver a la filosofía como un conocimientos “superior” de alguna manera a los demás tipos de saber (especialmente la ciencia), aunque ven esa superioridad de formas diferentes.
El primero es Platón quien, en el texto que os copio, intenta distinguir dentro de los conocimientos racionales (el “segundo segmento” que dice el texto) al conocimiento racional puro (la filosofía o dialéctica) del conocimiento racional impuro (más o menos lo que hoy llamamos ‘ciencia’). El segundo es Aristóteles y el tercero, Heidegger, un filósofo alemán del siglo XX.

¿Podéis intentar

-resumir cada uno de los textos

-y señalar las diferencias entre ellos?


1. “Veamos ahora cómo debe dividirse el segundo segmento de lo inteligible. En dos partes, la primera, la de las cosas que no puede alcanzar el alma sino sirviéndose de los datos del mundo visible, partiendo de ciertas hipótesis, no para remontarse al principio, sino para descender a las conclusiones; mientras que para obtener la segunda va de las hipótesis hasta el principio independiente de toda hipótesis sin hacer ningún caso de las imágenes, y procediendo únicamente según las ideas, consideradas en sí mismas. O sea, que en el segundo segmento de lo inteligible sitúo aquello que alcanza la razón por sí misma, haciendo hipótesis que no considera como principios, sino como simples suposiciones, y que le sirven de grados o puntos de apoyo para elevarse hasta un primer principio independiente de toda hipótesis. Se apodera de este principio y, desde él, desciende hasta la última conclusión, pero sin apoyarse en nada sensible, sino sólo en Ideas puras”. [Platón, Rep. 6]



2. “Hay una ciencia que estudia el ser en cuanto ser y los accidentes propios del ser. Es diferente de todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el ser en cuanto ser, sino que tratan del ser desde cierto punto de vista. (...)
La Física es la ciencia de un género de seres determinados: se ocupa de la sustancia que posee en sí el principio de movimiento y el reposo. (...) La Física estudia seres inseparables de la materia, y que pueden ser puestos en movimiento. Algunos de los que trata la Matemática son inmóviles, pero inseparables quizás de la materia, mientras que la Ciencia Primera tiene por objeto lo independiente e Inmóvil. Todas las causas son necesariamente eternas, y las causas inmóviles e independientes lo son por excelencia, porque son las causas de los fenómenos del Cielo.
Por lo tanto hay tres ciencias teóricas, La Matemática, La Física y la Teología. En efecto, si Dios existe en alguna parte, es en la naturaleza inmóvil e independiente donde es preciso reconocerle. Además la ciencia por excelencia debe tener por objeto el ser por excelencia. Las ciencias teóricas están a la cabeza de las demás ciencias y esta de que hablamos está a la cabeza de las teóricas. [Aristóteles, Metafísica, libro 6]



3. ¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada? Tal es la pregunta. Quizá no se trate, en modo alguno, de una interrogación cualquiera. “¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada?” – he aquí como se manifiesta la primera de todas las preguntas. Por supuesto, no lo es en el orden de la sucesión temporal de las interrogaciones. El hombre individual (...) pregunta muchas cosas. (...) Y, sin embargo,... todos alguna vez, o, quizá, hasta con frecuencia, hemos sido rozados por su oculto poder, sin entender con precisión lo que nos ocurría. Emerge, por ejemplo, con motivo de alguna gran desesperación, cuando las cosas pierden todo su peso y se oscurece cualquier sentido. (...)
Con todo, es la primera en otro sentido, a saber, según la dignidad: (...)
Es la pregunta que llega más lejos. No se detiene ante ningún ente, cualquiera sea su especie. Los abarca a todos, y no sólo al que ahora está materialmente allí. (...)
No sólo es la pregunta más extensa, sino también la más profunda. ¿Por qué es en general el ente? ¿Por qué?, Es decir, ¿Cuál es su fundamento? ¿De qué fundamento viene el ente? Por tratarse del ente la pregunta no interroga a esto o aquello, la pregunta busca el fundamento del ente en cuanto ente. Buscar el fundamento significa profundizar.
En tanto la más extensa y la más profunda es, finalmente, la pregunta más originaria. En ella nos mantenemos lejísimos de todo ente en particular y en singular, o sea, en cuanto es este o aquel ente. Lo pensamos en su Totalidad, pero sin preferencia particular alguna. Sólo un ente se apremia de extraña manera y reiteradamente frente a tal pregunta: el hombre que la plantea. (...)
Esta pregunta es incomparable con respecto a cualquier otra. En la búsqueda tropieza con su propio por-qué. La pregunta “¿Por qué el Por-qué?” parece superficial. Pero la interrogación sólo surgirá cuando sacrifiquemos esta apariencia. (...)
La filosofía es una de las pocas posibilidades autónomas, creadoras y, a veces, necesarias, de la existencia histórico-humana. (...)
Filosofar consiste en preguntar por lo extraordinario. Puesto que esta pregunta provoca un rebote sobre él mismo, no sólo es extraordinario aquello que se pregunta, sino el preguntar mismo. El mismo Nietzsche dijo: “La filosofía... es la libre vida entre el hielo de las altas montañas”. Filosofar, podemos decir ahora, es el extra-ordinario preguntar por lo extra-ordinario.
[Heidegger: Introducción a la Metafísica. Cáp. 1, extractos]

¿Qué es la Filosofía?

Bienvenidos al nuevo curso de Filosofía y Cudadanía. Empezamos por la pregunta ¿qué es la Filosofía?, no solo porque es la primera vez que entráis en contacto con esta "materia", sino porque esa misma pregunta, según hemos hablado en clase, es una pregunta FILOSÓFICA. Curiosamente, también las preguntas acerca de las otras materias (¿qué es matemática? ¿qué es biología?...) son principalmente filosóficas, no matemáticas, biológicas, etc.

Por lo poco que hemos visto, ¿qué ideas os hacéis acerca del valor de esta materia para vuestros estudios y vuestra vida? ¿Creéis que está bien representada en los planes de estudio? ¿Debería estar más presente, menos, como está, o nada?



Os copio algunos textos breves de nuestros "primeros padres", a modo de presentación. Podéis comentar alguno de ellos:

“Pitágoras fue el primero en darse a sí mismo el nombre de filósofo, pues al ser preguntado en cierta ocasión si él era un sabio contestó que sabio sólo lo es lo divino, y que él sólo era amante de la sabiduría”. PITÁGORAS [doxografía pitagórica]

“Experimentar eso que llamamos Admiración es muy característico del filósofo. Éste, y no otro, efectivamente, es el origen de la filosofía”. PLATÓN [ Teet. 155d]

“Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas fue, como hoy, la Admiración”. Aristóteles [Metafísica 1,2]


“Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. (...)
No sin razón el primero que inventó un arte cualquiera, por encima de las nociones vulgares de los sentidos, fue admirado por los hombres, no sólo a causa de la utilidad de sus descubrimientos, sino a causa de su ciencia, porque era superior a las demás.
Y entre las ciencias aquella que se busca por sí misma, sólo por ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia por sus resultados. El filósofo no debe recibir leyes, y sí darlas. (...)
Conocer y saber con el solo objeto de saber y conocer, tal es por excelencia el carácter de la ciencia de lo más científico que hay. Lo más científico que existe lo constituyen los principios y las causas: por su medio conocemos las demás cosas, y no conocemos aquellos por las demás cosas. Porque la ciencia soberana, a la que toda otra está subordinada, es aquella que conoce el por qué debe hacerse cada cosa. (...)
Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, de igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella depende de sí misma”. ARISTÓTELES [Extractos del libro primero de Metaph.]

martes, 15 de septiembre de 2009

¡Un respeto!


Hoy es noticia la propuesta de Esperanza Aguirre para reforzar la autoridad de los maestros y profesores con medidas que ya se contemplan en otras comunidades, Cataluña y C. Valenciana: http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=109443
Según muchos profesores, algunos expertos y, por supuesto, los periodistas, los alumnos han perdido casi todo el respeto a la autoridad de los profesores.
¿Qué te parece?

lunes, 14 de septiembre de 2009

cavernisofía






Nada de lo que hacemos los mortales lo hacemos a partir de la nada. Siempre utilizamos unos materiales (que nos encontramos por ahí, en algún rincón del antro) y formas o ideas (que según algunos cavernísofos, traemos de fábrica, cuando éramos precavernícolas, -como las muñecas llevan la marca en el culo- y, según otros, producimos nosotros mismos acumulando ideillas o imágenes intracavernarias -como hacen los pájaros los nidos apegotonando ramitas-).


Tampoco Cavernisofía, este blog, nace de la nada, claro está, sino que utiliza unas materias primas (aunque sean tan finas y sutiles como las de internet) y, sobre todo, las ideas o ideillas que se nos vayan apareciendo a lo largo y ancho (o a lo corto y estrecho) de las clases de filosofía. Porque, además de la materia y la forma, decía Arístóteles, hay que tener en cuenta el fin con el que hacemos las cosas. Y el fin de cavernisofía sois, sobre todo, los alumnos y alumnas de filosofía del instituto de secundaria "Pascual Carrión" de Sax (lo que no quiere decir que no haya sitio en la cueva para otras y otros visitantes).



Por si fuera poco hasta el nombre, Cavernisofía, es bastante poco original, no sólo porque a todos les va a recordar enseguida a la caverna más famosa del mundo de las letras, la de Platón, sino porque además estoy casi plagiándole el nombre a un amigo, http://http//filosofiacavernicolas.blogspot.com (ese es el nombre del blog, no de mi amigo. Mi amigo se llama Víctor).


Pero tal vez no es preocupante que no sea original y hasta sea plagiario. ¿Original? Si significa que tiene que decir algo nuevo e interesante, además de que eso es algo muy chungo de conseguir, lo hacemos todos a cada momento. Si original viene de 'origen' no hay casi nada más original que la caverna de Platón y compañía. Y el asunto sigue vivo. ¿Cómo es posible que bichos que habitan las cavernas de la realidad (o sea, nosotros) se dediquen a darle vueltas a "de dónde vinimos a la caverna, y a dónde vamos por la caverna" (y hasta que nos paguen a algunos por ello)?


Y, en cuanto a lo del plagio, es bueno coger las buenas ideas o ideillas que uno se encuentra por ahí, ¿no?